viernes, 1 de abril de 2016

La bicicleta


En la misa dominical, en el momento del sermón, el cura del pueblo, muy enfadado y apoyándose en el púlpito, dice con tono muy grave:
_  El sermón de hoy lo voy a dedicar a ustedes, ladrones, porque ayer sábado me robaron la bicicleta. Cosas tan graves como éstas no pueden suceder en este pueblo, y menos en esta comunidad, en la que todos nos conocemos desde pequeños y donde Dios nuestro señor ha sembrado su semilla de dicha, armonía, paz y felicidad. Pero eso no quita, ni minimiza, lo que hicieron el día de ayer... ¡¡¡¡¡¡¡ ME ROBARON MI BICICLETA !!!!!!!
Cada vez más enfadado, el cura sigue: 
_ El primer mandamiento dice: “ Amarás a Dios, sobre todas las cosas ”, pero ustedes no aman a Dios, porque el que roba no ama a Dios, ¡¡ ladrones güarreras !! El segundo mandamiento dice: “ No usarás el nombre de Dios en vano ”, pero el que roba reniega de Dios, pues sin mi bicicleta ahora tengo que caminar bastante para llegar a la otra comunidad y poder predicar su palabra. 
Y el cura sigue enumerando:
_ El tercer mandamiento dice: “ Santificarás el Domingo como día del Señor ”, pero ustedes no santifican nada porque son unos ladrones, sacrílegos, que me han robado la bicicleta sin ninguna consideración. El cuarto mandamiento dice: “ Honrarás a tu padre y a tu madre ”, pero ustedes parece que no tuvieran ni uno ni la otra, pues si los tuvieran les hubieran enseñado a no robar. El quinto mandamiento dice: “ No matarás ”, pero ustedes han matado la ilusión que tenía con mi bicicleta nueva, de manera que ahora mismo me van diciendo quién fue el hijo de una mujer promiscua que robó mi bicicleta !!!. El sexto mandamiento dice: “ No fornicarás ” …
En eso, el cura se queda perplejo unos segundos y dice pensativo…
_ ¡¡¡ Ah cabrón !!!, ya me acordé dónde dejé la bicicleta… Podéis ir en paz hermanos, la misa ha terminado…

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