jueves, 18 de septiembre de 2014

La tentación



_ Padre, perdóneme porque he pecado.
_ Dime, hija, ¿ cuáles son tus pecados ?
_ Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mí, pobre pecadora.
_ ¿ Cómo es eso, hija ?
_ Es que cuando hablo con un hombre tengo sensaciones en el cuerpo que no sé como describirlas.....
_ Hija, por favor, que también soy un hombre...
_ Sí, padre, por eso vine a confesarme con usted.
_ Bueno hija, ¿ y cómo son esas sensaciones ?
_ No sé cómo explicarlas, por ejemplo, ahora mi cuerpo se rebela a estar de rodillas y necesito ponerme más cómoda.
_ ¿ En serio ?
_ Sí, quiero relajarme y quedarme tendida...
_ Hija, ¿ tendida cómo ?
_ De espaldas al suelo, hasta que se me pase la tensión....
_ Y ¿ qué más ?
_ Es como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo.
_ ¿ Y qué más ?
_ Como que espero un poco de calor que me alivie...
_ ¿ Calor ?
_ Calor, padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer...
_ ¿ Y cuan frecuente es esa tentación ?
_ Permanente, padre, por ejemplo, ahora me imagino que sus manos sobre mi piel me darían mucho alivio...
_ ¡ Hija !
_ Sí, padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estruje entre sus brazos y me dé el alivio que necesito...
_ ¿ Por ejemplo yo ?
_ Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puede aliviar.
_ Perdóname , hija mía, pero necesito saber tu edad....
_ Setenta y cuatro, padre.
_ Ay hija, vete en paz y no me jodas que lo tuyo es reumatismo...

Etiquetas: ,

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio