lunes, 1 de septiembre de 2014

El bilbaíno


Un bilbaíno está bebiéndose una cervecita en un bar de Donosti. Recibe una llamada en su móvil. Descuelga, sonríe de oreja a oreja y le dice al camarero que ponga una ronda para todo el bar, porque ha sido padre. Su mujer ha tenido un típico bebé bilbaíno con un peso al nacer de 11 kilos.
 Los clientes del bar, todos puros guipuzcoanos, miran con incredulidad al bilbaíno, pues nadie puede creer que un recién nacido llegue a pesar 11 kilos.
 Pero el bilbaíno se encoge de hombros y dice:
_ Es la media en el Botxo, chaval. Como he dicho, mi niño es un típico bebé bilbaíno.
 Los guipuzcoanos, no del todo convencidos, se acercan y le felicitan, también se oyen exclamaciones desde otras partes del bar, incluso una mujer se desmaya debido a dolores empáticos.
 Dos semanas más tarde el bilbaíno vuelve a Donosti y al bar. El camarero, que le reconoce, le dice:
_ ¡ Kaixo !, usted es el padre del típico bebé bilbaíno que pesó 11 kilos al nacer, ¿ no ?, todo el mundo ha estado haciendo apuestas sobre cuánto pesaría su hijo después de dos semanas... y ya que esta aquí, díganos cuánto pesa ahora.
 Todos los guipuzcoanos que llenan el bar tienen las orejas como radares. El bilbaíno responde con orgullo paternal:
_ Ocho kilos.
 El camarero, confuso y desconcertado, le dice: 
_ ¿ Qué ha pasado ?  Si el bebé pesaba 11 kilos el día que nació....
 El orgulloso padre bilbaíno se toma pausadamente un buen trago de su botellín, se recrea, mira vacilón a toda la clientela que espera expectante, se seca los labios en la manga, se inclina levemente ladeado hacia el camarero y con aire cómplice exclama:
 _ Le hemos operado de fimosis.

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